Escritor y autoeditor

 Esta palabra aglutinada tiene ya un poco más de veinte años de uso. Es hacia los años 90, especialmente, 1997, que la palabra adquiere una acepción o aceptación en el uso corriente de los vocablos del idioma español.

Dos circunstancias concurren para que la palabra autoeditor sea de uso primero novedoso y luego corriente en el habla contemporánea. La primera circunstancia tiene que ver con la crisis del sector editorial.

Crisis en el sentido de cambio de estructura y función: las editoriales dejan de ser empresas que promuevan escritores y se convierten en subsidiarias de transnacionales y de empresas que nada tienen que ver con el libro, es el efecto del desarrollo de monopolio. Así los escritores, sobre todo, los autores noveles, no son publicados, sencillamente porque no son “rentables”.

La segunda circunstancia tiene que ver con la liberación de la tecnología de impresión digital. Son los años en que aparece, por primera vez la posibilidad de pasar de la impresión homóloga, como es el caso de la imprenta, la litografía, etcétera, a la impresión directa desde el ordenador electrónico.

Así, el autor se encuentra frente a la imposibilidad de ser publicado por cuenta de una editorial. Se le cierran las puertas definitivamente.

Pero, simultáneamente se abre la posibilidad de hacer “impresión por demanda” y lograr mediante sistemas informáticos la publicación de sus obras.

Así, las palabras autor y editor se pueden juntar o como se dice en términos de la Lingüística “aglutinar”. Las dos prácticas, la de autor y la de editor se pueden juntar en la palabra “autoeditor”.

Los últimos veinte años ha visto aparecer, sobre todo en América Latina, miles y miles de autoeditores.

Este término hace, entonces, referencia al autor que asume funciones simultáneas como editor. Es decir, decide qué publicar, cuándo publicar, con quién publicar, cómo promocionar lo que publica. Que, además, es su propio manejador de asuntos económicos, de financiación, de derechos de autor y de márgenes de contribución de su producto económico, el libro.

Poemia ha sido una casa editorial de fomento de la autoedición fortaleciendo la autogestión, el trabajo autónomo y libre de sus autores o autoeditores.

 

 

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